viernes, 20 de mayo de 2011

Varices

Las varices son venas bajo la piel que se han dilatado e hinchado. Esta situación desfigurante y a veces dolorosa suele presentarse en las piernas como consecuencia de una distensión impuesta a las válvulas de las venas de las piernas al estar de pie. A través de las venas, la sangre regresa al corazón desde los tejidos de las piernas. Puesto que el corazón no es lo suficientemente fuerte como para bombear la sangre de vuelta sin ayuda, requiere la ayuda de la acción de bombeo de los músculos de las piernas.

Normalmente, la sangre de los tejidos de las piernas se recoge en una red de venas superficiales (situadas en la superficie de los músculos), que están conectadas con las venas profundas (situadas en el interior de los músculos) por medio de lo que se denominan venas perforantes. Cuando un músculo se relaja, las venas profundas y las venas perforantes se dilatan y succionan la sangre de las venas superficiales. Todas las venas profundas y todas las perforantes disponen de válvulas en una dirección que evitan que la sangre retroceda hacia las venas superficiales. De ese modo, cuando el músculo se contrae, la sangre es bombeada hacia arriba, por las venas profundas, en dirección al corazón.



Si por alguna razón, posiblemente debido a anomalías congénitas (desde el nacimiento), las válvulas de las venas perforantes no se cierran, cierta cantidad de sangre será bombeada en dirección errónea, de vuelta hacia las venas superficiales. Estas venas responden al aumento de presión dilatándose y estirándose. Así pues, las varices suelen ser visibles ya que se sitúan inmediatamente bajo la piel. La mayoría de personas presentan varices que son antiestéticas pero que no provocan síntomas graves. Incluso los casos intensos de varices no evolucionan hacia problemas circulatorios, que se producen con mayor frecuencia después de la coagulación en las venas profundas. Parece existir un componente hereditario en algunas personas con varices intensas.

¿Cuáles son los síntomas?



El síntoma inicial más frecuente de las varices es la aparición, al estar de pie, de una vena hinchada, azulada y prominente, en la pierna. El lugar más frecuente es tras la pantorrilla o en la cara interna de la pierna, en algún punto entre el tobillo y la ingle. Las varices se presentan también alrededor del ano (véase Hemorroides), en la vagina si está embarazada (véase Varices durante el embarazo), o bien en la convergencia del esófago y el estómago si padece cirrosis hepática.

Una vena hinchada de la pierna suele volverse cada vez más prominente. La vena es sensible al tacto y la piel que la cubre o la situada en el tobillo presenta prurito. Es probable que le duela toda la pierna, especialmente si está de pie largos períodos de tiempo, y seguramente notará que se le hinchan los pies después de estar de pie un breve período de tiempo, y que los zapatos parecen quedarle demasiado ajustados al final del día. Durante el embarazo, las varices empeoran debido al aumento de presión en el abdomen.

Los síntomas no empeorarán más allá de esta fase si usted sólo presenta la forma superficial de varices, en que las venas comunicantes y las venas profundas no están afectadas. Pero algunas personas con varices presentan una circulación intensamente alterada en las venas superficiales, en las comunicantes y en las profundas, algunas veces como consecuencia de la formación anterior de coágulos en las venas profundas (véase trombosis de las venas profundas). Estas personas observan que la circulación afectada les provoca la hinchazón persistente de la pierna y una coloración pardusca de la piel, especialmente cerca de los tobillos. Es probable que un traumatismo ocasione úlceras cutáneas en la cara interna de la parte inferior de la pierna y del tobillo. Otro posible síntoma consiste en una erupción cutánea (véase Eccema y dermatitis) cerca de las venas.

¿Cuáles son los riesgos?

Las varices suelen ser molestas más que discapacitantes, si bien en ocasiones presentan consecuencias graves. Así por ejemplo, una combinación de la fuerza de gravedad junto con la insuficiencia de las válvulas de las venas perforantes proporciona tan poca sangre a los tejidos que la piel desnutrida se degrada y se origina una úlcera. Las úlceras varicosas no se curan mientras las venas asociadas a las mismas se mantengan bajo presión.

Otro riesgo, que es poco frecuente, consiste en que, al golpear o cortarse la piel situada sobre una variz, se produzca una hemorragia de la vena hinchada. Esto requiere que se ejerza presión con rapidez sobre el lugar, así como atención médica inmediata. El mayor riesgo de las varices es la inflamación de la pared de la vena. La sangre tiene tendencia a coagular en la pared inflamada y endurecida, y ello suele dar lugar a una tromboflebitis.

¿Qué debe hacerse?

Si cree que es propenso a las varices porque vienen de familia, protéjase contra ellas por medio de adoptar las medidas de autoayuda que se aconsejan más adelante, especialmente si está embarazada. Si usted ya presenta varices, las medidas de autoayuda le servirán para aliviar los síntomas y reducir la velocidad de la evolución de la anomalía, pero no le curarán. Si las molestias aumentan, consulte a su médico. Éste no necesitará pruebas especiales para confirmar el diagnóstico. Un simple procedimiento que implica el uso de torniquetes elásticos en la pierna (véase la ilustración) suele mostrar cuál de las venas perforantes contiene las válvulas dañadas.



Los pequeños nevos arácneos son minúsculas venas, visibles bajo la piel de los muslos y las piernas. Es probable que no le guste su aspecto y opte por un procedimiento cosmético en el que se utiliza el láser o bien se inyecta una solución en las venas para que sean menos visibles. Pero este procedimiento no es necesario desde el punto de vista médico, a veces produce efectos secundarios y no siempre proporciona resultados permanentes.

¿Cuál es el tratamiento?

Autoayuda: Si usted experimenta molestias debidas a varices, intente estar de pie lo menos posible. Siempre que pueda, siéntese con las piernas elevadas. Si los síntomas son muy molestos, échese o siéntese lo más a menudo posible, con las piernas por encima del nivel del tórax. Esta posición garantiza el buen drenaje desde los tobillos y los pies. Consulte a su médico si necesita medias elásticas, que es posible confeccionar a su medida, y póngaselas todos los días antes de salir de la cama. Algunas personas prefieren las vendas elásticas, pero antes de utilizarlas por su cuenta, pida a un enfermero o al médico que le enseñe cómo ponérselas correctamente. Las vendas o las medias suelen ser incómodas, especialmente cuando el clima es caluroso.

Si se corta la piel y empieza a emanar sangre de una variz, échese, eleve la pierna afectada y manténgala elevada. Hágalo rápidamente sin importar dónde esté. La hemorragia se reducirá inmediatamente, y conseguirá controlarla por medio de ejercer una presión moderada con un pañuelo limpio. Posteriormente deberá obtener asistencia médica profesional para limpiar y vendar la herida.

No intente tratar las úlceras varicosas ni una erupción en la pierna por su cuenta. Y nunca se rasque el prurito que producen las varices porque ello puede provocar una ulceración. Acuda al médico para recibir tratamiento. No se preocupe; las varices asociadas con el embarazo remitirán unas semanas después del parto.



Ayuda profesional: El médico le aconsejará medias elásticas o vendajes suavizantes para aliviar la irritación cutánea. Si usted presenta varices de las venas profundas y de las venas superficiales, la cirugía no es aconsejable. En lugar de ello, el médico le recomendará que utilice vendas elásticas en la pierna y que evite estar prolongadamente de pie. Pero el tratamiento más satisfactorio para las varices sin complicaciones que provocan síntomas es la cirugía. En la forma más frecuente de cirugía, las venas afectadas son eliminadas de la pierna. Este procedimiento no deja ninguna cicatriz perceptible, ya que es posible extirpar una gran porción de vena a través de una pequeña incisión. Las válvulas defectuosas de las venas perforantes se ligan con sutura para cerrarlas permanentemente. Las pequeñas venas restantes aumentan rápidamente de tamaño para asumir la función de recoger la sangre y conducirla hacia las venas profundas.

Algunas veces, las varices se tratan por medio de una inyección como alternativa a la cirugía tradicional. Se inyecta una pequeña cantidad de sustancia química esclerosante (corrosiva) en las venas hinchadas. Eso provoca que las paredes se inflamen y se apelmacen, de modo que las venas dejan de transportar sangre. Si se somete al tratamiento mediante inyección, probablemente no deberá ingresar en el hospital e implicará solamente 2 ó 3 visitas al médico. Existen varios inconvenientes. La solución es muy cáustica, y si se inyecta accidentalmente fuera de una vena, provoca quemaduras y cicatrices. No es probable que la inyección tenga éxito si la variz se encuentra en el muslo. Por lo tanto, muchos médicos aconsejan primero la eliminación de las venas. Si más adelante se producen recidivas poco importantes, suelen tratarse por medio de la inyección.

Después de ambos tratamientos, deberá llevar medias elásticas o vendas elásticas durante unas 6 semanas. Deberá caminar lo máximo posible y evitar estar de pie o sentado con los pies colgando.

Varicocele

Si las venas que drenan uno de sus testículos se dilatan de forma anómala (véase Varices), usted padece una ligera alteración que se denomina varicocele. Este estado, que produce hinchazón alrededor del testículo, no suele tener causa evidente. En ciertos casos, la hinchazón desaparece cuando usted se acuesta, pero a veces va acompañada de una sensación de peso en el escroto, especialmente cuando el clima es cálido o tras la práctica de ejercicio.

Para aliviar las molestias, utilice ropa interior que se ajuste a los muslos o un suspensorio deportivo. No suele ser necesario ningún otro tipo de tratamiento a no ser que esté pensando tener hijos; el varicocele reduce la fecundidad pero no afecta a su capacidad de obtener y mantener una erección. Si está preocupado por su fecundidad o si el varicocele sigue provocándole molestias, acuda al médico. En ocasiones será necesaria la extirpación quirúrgica de las venas afectadas.

Verrugas vaginales

Son zonas pequeñas, en ocasiones con prurito, de infección vírica en la piel. Son bastante frecuentes y muy parecidas a las que se producen en otras zonas del organismo (véase Verrugas). Dado que se cree que están provocadas por un virus contagioso, es muy posible que se hayan propagado a partir de verrugas de sus dedos o de verrugas del pene de su pareja. Se propagan con mayor facilidad en condiciones húmedas y antihigiénicas, y a menudo aparecen conjuntamente con una alteración que provoca un aumento de la secreción vaginal, como la infección vaginal por levaduras. Las verrugas se presentan también durante el embarazo, ya que entonces aumenta la humedad vaginal.

En contadas ocasiones, las verrugas presentes desde hace muchos años adquieren carácter maligno. Si cree que tiene verrugas vaginales, acuda al médico para que la examine. Le extraerán una muestra de sangre para comprobar si padece sífilis, ya que algunas verrugas de esta clase están provocadas por el agente de esta enfermedad. Es posible que exista una asociación entre el virus que provoca las verrugas genitales y el cáncer del cuello uterino, de vagina o de vulva.

¿Cuál es el tratamiento?

El virus que ocasiona las verrugas vive en el interior de las células humanas; para eliminarlo deben destruirse las células. Por esta razón, el médico tratará las pequeñas verrugas con la aplicación de una tintura que elimina el virus. En ocasiones, el tratamiento debe repetirse unas semanas más tarde. Si no se obtienen buenos resultados, o si las verrugas son grandes o inaccesibles, se las extirparán en la consulta del médico o bien en el hospital, sin necesidad de que la ingresen. Otros métodos para extirpar las verrugas son la cauterización por congelación, con laser o eléctrica. Si su pareja ha contagiado las verrugas, también ella deberá recibir tratamiento para evitar que usted vuelva a infectarse.

Vértigos

El vértigo puede deberse a varias causa, algunas de ellas consecuencia de alteraciones del sistema nervioso. El vértigo es la sensación de dar vueltas sobre sí mismo o de permanecer estático mientras todo gira a su alrededor. No es una enfermedad, sino el síntoma de una alteración encefálica o en los órganos del equilibrio situados en el oído medio (véase la animación “Cómo se mantiene usted en equilibrio” en Enfermedades del oído).

El vértigo suele ser poco frecuente y ligero, pero a veces se presenta muy a menudo y afecta de forma tan intensa que el enfermo sentirá náuseas, vómitos, pérdida de equilibrio y se caerá o incluso se desmayará.

El término vértigo se suele usar de forma incorrecta para referirse al miedo a las alturas. El término correcto para este trastorno es “acrofobia”.

Algunas veces el vértigo está causado por una enfermedad específica como la laberintitis o la enfermedad de Ménière. Sin embargo, más a menudo, la alteración que lo ocasiona es poco importante y temporal, como el mismo vértigo. En muchos casos resulta imposible determinar la causa del problema. Es especialmente probable que el vértigo se presente en los ancianos (véase Sentidos y envejecimiento) y a veces es consecuencia de los medicamentos ingeridos para tratar otras anomalías.

¿Qué debe hacerse?

Si usted padece episodios repetidos, prolongados o intensos de vértigo, consulte a su médico. Éste le pedirá pruebas diagnósticas especiales para determinar si existe algún problema importante. La mejor forma de combatir el vértigo consiste en echarse hasta que remita (y también las náuseas, si se presentan). Si no existe una causa subyacente identificable de los episodios persistentes de vértigo, seguramente el médico le recetará un fármaco que estabilice el mecanismo del equilibrio en el oído medio. También es probable que le recomiende ejercicios especiales para reducir la probabilidad de que se produzca el vértigo cuando usted mueve la cabeza.

Viruela

La viruela se ha eliminado como consecuencia de la eficaz campaña de vacunación en todo el mundo. La vacunación ha dejado de ser necesaria y, en 1980, la OMS declaró la enfermedad oficialmente erradicada. Se trataba de una afección muy grave, notablemente contagiosa y a menudo mortal. Las personas que sobrevivían a la misma presentaban diversos grados de cicatrización en la piel causada por un exantema característico.

En la actualidad, el virus de la viruela se conserva en los laboratorios médicos en condiciones seguras con objetivos de investigación.