El vértigo puede deberse a varias causa, algunas de ellas consecuencia de alteraciones del sistema nervioso. El vértigo es la sensación de dar vueltas sobre sí mismo o de permanecer estático mientras todo gira a su alrededor. No es una enfermedad, sino el síntoma de una alteración encefálica o en los órganos del equilibrio situados en el oído medio (véase la animación “Cómo se mantiene usted en equilibrio” en Enfermedades del oído).
El vértigo suele ser poco frecuente y ligero, pero a veces se presenta muy a menudo y afecta de forma tan intensa que el enfermo sentirá náuseas, vómitos, pérdida de equilibrio y se caerá o incluso se desmayará.
El término vértigo se suele usar de forma incorrecta para referirse al miedo a las alturas. El término correcto para este trastorno es “acrofobia”.
Algunas veces el vértigo está causado por una enfermedad específica como la laberintitis o la enfermedad de Ménière. Sin embargo, más a menudo, la alteración que lo ocasiona es poco importante y temporal, como el mismo vértigo. En muchos casos resulta imposible determinar la causa del problema. Es especialmente probable que el vértigo se presente en los ancianos (véase Sentidos y envejecimiento) y a veces es consecuencia de los medicamentos ingeridos para tratar otras anomalías.
¿Qué debe hacerse?
Si usted padece episodios repetidos, prolongados o intensos de vértigo, consulte a su médico. Éste le pedirá pruebas diagnósticas especiales para determinar si existe algún problema importante. La mejor forma de combatir el vértigo consiste en echarse hasta que remita (y también las náuseas, si se presentan). Si no existe una causa subyacente identificable de los episodios persistentes de vértigo, seguramente el médico le recetará un fármaco que estabilice el mecanismo del equilibrio en el oído medio. También es probable que le recomiende ejercicios especiales para reducir la probabilidad de que se produzca el vértigo cuando usted mueve la cabeza.
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